domingo, 20 de marzo de 2011

Tres triviales trazos

Como primera medida me voy a dar de baja.



Don Seguro todavía no me ha mandado el perito, aunque teniendo en cuenta que es primavera puede que se le hayan acabado. ¿Y qué hago yo ahora con el macetón? ¡Qué falta de seriedad! Pero lo que no voy a permitir es que este señor insinúe que mi coche es siniestro. ¡Siniestro total, me dijo...! ¡Fuerte forma de hablar para una persona adulta...! Yo qué sé..., absolutamente fúnebre, totalmente tétrico, completamente lúgubre, decididamente macabro... ¡Hay tantas formas elegantes de expresar una opinión! Pero no, me tocó un marchoso. Así que le contesté que mi coche es blanco y que nunca me he asustado conduciéndolo. A ver qué pasa ahora... Seguro que don Seguro se conmueve y lo sube a la categoría de "bondadoso total".

Como segunda medida aproveché los Carnavales para irme de viaje. Y olvidar lo poco que recuerdo... ¡Me fui a ver la Alfombra de Granada! Que dicen que es tan bonita... Lástima que elegí malas fechas, porque no vi ninguna. Me dijeron que la mejor época para ver la Alfombra de Granada es cuando venga Corpus Christin. Que se llena Granada de alfombras. ¡Habrá que enterarse cuándo vuelve la señorita Christin Corpus para regresar a Granada y ver de una vez por todas la Alfombra! Y si no, me iré a ver la Alfombra de Grenoble, que más o menos es lo mismo... A pesar de todo, Granada me encantó. Me pasé el viaje de puntillas por si explotaba, pero tuve suerte y se quedó entera todo el tiempo.

Como tercera medida, ayer, día del padre, recibí un mnñ al móvil.  Decía textualmente: "Felicidades mamá". Un escalofrío recorrió por entero casi todo mi cuerpo. ¿Quién sería el remitente de tal sorpresivo mensaje? Me di la vuelta rápidamente. La cocina estaba desierta. Sólo había un pollo en el poyo. Pero era macho. Y el mensaje no podía ser para él. No tenía escapatoria. ¡Alguien me estaba felicitando y no era mayo! Repasé todas las fechas de mis cumpleaños en un desesperado intento de aclarar la situación. Esfuerzo inane, ninguna caía en marzo. Y entonces una aterradora duda se apoderó de mí. Corrí al baño para verificar si mi imagen seguía siendo la misma: rizos, pecas, dientes, ojos, ¡pero ni rastro de barba o bigote! Tampoco me estaba quedando calva. ¡Qué bien! ¡No era ningún José! Es que a veces no sabemos ni quienes somos... Total, que no era ningún padre, ningún José, no era mi cumpleaños, no estábamos en mayo... pero el mensaje seguía ahí, martillándome los sesos: felicidades, ...ades,...ades...ades!

Hasta que de repente se hizo la luz. ¡Dana! ¡Mi hija! No podía ser otra.... Un segundo escalofrío recorrió mi cuerpo, esta vez completo, lleno de orgullo y de agradecimiento. Le contesté rápidamente. "Linda gracias, dirás Pamá..." Y así, de esta forma tan cautivadora, nació una nueva palabra. Neutra. Pamá o Mapá, que da lo mismo. Y aunque no figure en el diccionario de la Real Academia, la hago mía y de todos aquellos que, por distintas circunstancias, han criado solos a sus hijos, cumpliendo los dos roles sin descuidar ninguno. Enhorabuena a esta secular categoría, que no queda definida en nigún lado pero que es, cada vez más, una tierna y dura realidad.

¡Felicidades pues, de todo corazón, a todos los Pamás y Mapás del mundo!

Y por hoy, no tomo más medidas...



Ps: Danita, te quiero. Pamá.