Así como algunos tienen su tarde de toros, yo tengo mi tarde de padres.
Una vez al año hacemos una reunión con todos los padres y a cada uno le toca lidiar con sus propios morlacos. Todavía recuerdo la del año pasado...
A pesar de haber anunciado a los cinco vientos que no había nada demasiado importante que decir, únicamente presentarnos y dar los contenidos y objetivos del curso, aquella tarde, y ante mi más absoluta desesperación, aparecieron todos. ¡Todos!
Recuerdo cómo, de repente, se llenó la clase de desconocidos que iban, en alegre algarabía, ocupando los pupitres vacíos de sus hijos. Se sentaron como pudieron, muchos a presión, y un numeroso grupo se quedó de pie, amenazante.
¡Estaba rodeada!
Cuando me di cuenta, se había hecho un silencio ensordecedor y tenía frente a mí cincuenta y cuatro narices apuntándome, ciento ocho ojos escudriñándome, otros tantos oídos atendiéndome y una cantidad incalculable de dedos dedicados a las más diversas ocupaciones.
Ante aquel obtuso silencio, sentí cómo mi cuerpo menguaba. Empecé a hacerme pequeña pequeña, hasta casi el punto de desaparecer. Me había quedado en el centro, delante de la pizarra, que en esos momentos se me antojaba enorme, gigantesca, y yo, encogida, insignificante bajo aquella mole verde que hasta ese instante me había caído bien. Pensé en mimetizarme con ella, o convertirme en tiza, pero a pesar del traje blanco que llevaba, no lo logré.
En uno de mis impredecibles arranques de osadía, me dirigí con paso firme y tendencioso hacia mi mesa, seguida en todo momento por ese montón de ojos curiosos, bocas solitarias, dedos inquietos, orejas salvajes, gestos impacientes, narices rebeldes, glotis difusas, en fin, de su esencia.
Y en un gesto de coraje y valentía, saqué de mi bolso el abanico de mano, intentando así ganar tiempo, crecer un poco más y conseguir el aire que faltaba en mis pulmones.
Con un gracioso ademán abrí el abanico, que chocó con uno de mis pendientes nacarados, que a su vez se soltó de mi oreja, se introdujo en mi escote, se escurrió cuerpo abajo y cayó, con un potente "toclón", a mis pies.
No hubo forma de disimularlo. ¡No iba a pisarlo pues...! Así que me quedé como una gallina con un huevo recién puesto y sintiéndome un güebíparo de esos que dicen mis niños...
Pero a partir de ese instante todo cambió.
Como primera medida pasé lista, después les hice sacar el Dragón Canelón y les mandé media hora de lectura colectiva. A los de la primera fila les pregunté las tablas y a los del fondo el abecedario, saqué a unos cuantos a la pizarra para que escribieran su nombre y eché de clase a dos que estaban hablando. Les di una charla sobre lo saludable que es traer merienda al cole y por último les hice cantar una canción. ¡Quedaron encantados! Y prometieron volver este año con dulces y pasteles...
Cuando abrí los ojos la pizarra seguía en su sitio, el borrador, las tizas, el pendiente, los padres, el silencio ...y yo.
Fue entonces cuando empezó la corrida. ¡Me llevé de banderillazos...!
Mañana, a las cinco, tengo mi tarde de padres.
Sólo espero que no se olviden de los dulces...
Una vez al año hacemos una reunión con todos los padres y a cada uno le toca lidiar con sus propios morlacos. Todavía recuerdo la del año pasado...
A pesar de haber anunciado a los cinco vientos que no había nada demasiado importante que decir, únicamente presentarnos y dar los contenidos y objetivos del curso, aquella tarde, y ante mi más absoluta desesperación, aparecieron todos. ¡Todos!
Recuerdo cómo, de repente, se llenó la clase de desconocidos que iban, en alegre algarabía, ocupando los pupitres vacíos de sus hijos. Se sentaron como pudieron, muchos a presión, y un numeroso grupo se quedó de pie, amenazante.
¡Estaba rodeada!
Cuando me di cuenta, se había hecho un silencio ensordecedor y tenía frente a mí cincuenta y cuatro narices apuntándome, ciento ocho ojos escudriñándome, otros tantos oídos atendiéndome y una cantidad incalculable de dedos dedicados a las más diversas ocupaciones.
Ante aquel obtuso silencio, sentí cómo mi cuerpo menguaba. Empecé a hacerme pequeña pequeña, hasta casi el punto de desaparecer. Me había quedado en el centro, delante de la pizarra, que en esos momentos se me antojaba enorme, gigantesca, y yo, encogida, insignificante bajo aquella mole verde que hasta ese instante me había caído bien. Pensé en mimetizarme con ella, o convertirme en tiza, pero a pesar del traje blanco que llevaba, no lo logré.
En uno de mis impredecibles arranques de osadía, me dirigí con paso firme y tendencioso hacia mi mesa, seguida en todo momento por ese montón de ojos curiosos, bocas solitarias, dedos inquietos, orejas salvajes, gestos impacientes, narices rebeldes, glotis difusas, en fin, de su esencia.
Y en un gesto de coraje y valentía, saqué de mi bolso el abanico de mano, intentando así ganar tiempo, crecer un poco más y conseguir el aire que faltaba en mis pulmones.
Con un gracioso ademán abrí el abanico, que chocó con uno de mis pendientes nacarados, que a su vez se soltó de mi oreja, se introdujo en mi escote, se escurrió cuerpo abajo y cayó, con un potente "toclón", a mis pies.
No hubo forma de disimularlo. ¡No iba a pisarlo pues...! Así que me quedé como una gallina con un huevo recién puesto y sintiéndome un güebíparo de esos que dicen mis niños...
Pero a partir de ese instante todo cambió.
Como primera medida pasé lista, después les hice sacar el Dragón Canelón y les mandé media hora de lectura colectiva. A los de la primera fila les pregunté las tablas y a los del fondo el abecedario, saqué a unos cuantos a la pizarra para que escribieran su nombre y eché de clase a dos que estaban hablando. Les di una charla sobre lo saludable que es traer merienda al cole y por último les hice cantar una canción. ¡Quedaron encantados! Y prometieron volver este año con dulces y pasteles...
Cuando abrí los ojos la pizarra seguía en su sitio, el borrador, las tizas, el pendiente, los padres, el silencio ...y yo.
Fue entonces cuando empezó la corrida. ¡Me llevé de banderillazos...!
Mañana, a las cinco, tengo mi tarde de padres.
Sólo espero que no se olviden de los dulces...
29 comentarios:
Me voy a fabricar un libro con tus posts. No puedo leer casi ninguno del tirón, a la mitad... zas, a por la caja de los clínes con lozojo llenáo de llorá, ayyyyyyyy, qué bien escribes, eres mi ídola.
Ánimo pa mañana y, por si acaso, enchufa en aire en condisione antes de que lleguen. Y si no traen pasteles, los pones a tós de cara a la paré, hombreeeee.....
Besazos.
Eres genial, Zafferano.
Te dedico una sonrisota tamaño maxi, y te envío ánimos para enfrentarte a esos peazo de morlacos.
Besos!!
Mucho ánimo para mañana. Si se ponen muy agresivos, siempre te queda el recurso de moquear un poquito poniendo cara de resignación por lo enfermita que estás. Seguro que así te los ganas. Besos.
Así me gusta, osada y valiente, que enfrentarse a tal cantidad de padres con sus correspondientes boca-zas tiene mucho merito.
Recuerda que la mejor defensa es un buen ataque, así que llevales tú los caramelos para ver si se endulzan un poco.
Mucha suerte esta tarde y ya nos contarás.
En mi blog hay algo para ti (parezco Isabel Gemiom, que ajco :D). Cuando puedas pasa a recogerlo.
Ahora voy a leer el post.
Besos
Eres genial, genial, genial :D
Besos
Ah la maravillosa sensación de ser docente, después de convivir cuatro años con una aprendí a respetarlas mucho mas, lastima que esta me mando a dirección y después me expulso, pero eso no quita que se merezca sus manzanas.
...pues te entiendo a la perfección y si a esa situación le unes que a mi no se me cayó un pendiente, si no, que con el estrés me senté en una trona que, algún oportuno/a, había puesto tras mi considerable trasero...pues...¡imagina! fue genial hablar de actividades programadas para el curso entrante con una silla de niño de 2 años incrustada en mis posadera...jajaja ¡¡¡¡ que vivan las maestras leche!!!
¡Me encantas! cuando vuelva al cole otra vez espero que seas mi tutora...
Besos
Maria
Supongo que ya habra terminado tu tarde de padres de este año (espero que no te tengan 3 horas alli).
La verdad es que tiene que imponer ver a tanta gente mirandote y esperando algo de ti.
Un besoteee, espero que haya ido bien.
Buenas, interesante combinación la de docente y filóloga.Como bien dicen en anteriores comentarios tus escritos son estupendos, de los que crean adicción, yo no sé qué pasa con los míos que nunca me acaban de dejar plenamente satisfecho, pero vamos, comentarios como el tuyo en mi espacio me animan a seguir y seguir…
¿Has tenido dulces?, si no ha sido así, te mando unas rosquillas de dulzura como la que tú derramas en cada escrito. DULZURA Y SIMPATIA. Me encantaría ser tu alumna. Estoy deseando leer tus cosas, porque me llenas de optimismo y me "jarto de reir", eres un encanto y te mereces ese premio que te han dado, FELICIDADES.
Besitos muchos,
nani
Illyakin: Ay ezozojo llenao de llorá! Vinieron todos Illya,¡Todos!
Pali: Gracias por los ánimos, ya pasó, ya pasó...
Miroslav: Intenté imaginar que estaba afónica, pero mis poderes me abandonan cuando más los necesito.
Soldadito: Peor que la mili fue! Los puse a todos firmes! Y sin caramelos ni nada...
Nanny: Muy agradecida, ya pasaré a darte el cheque.
El analista: Te expulsó? Es que copiaste en el examen? Manzanas? Es que se llamaba Eva?
Mariapan: Nadie mejor que tú me puede comprender. Cuando quieras me hago tu tutora.
Acoolgirl: Bueno, a mí se me hizo eterno... Y sí que impone, sobre todo si eres la responsable de la educación de sus hijos.
Anti: Bueno...es otro estilo. El tuyo, ya te dije, fue realmente impactante, como bien dices "no me dio lo mismo". Por eso me gusta tanto leerte.
Nani: Tú sí que eres dulce y simpática. Gracias preciosa.
A todos un beso muy grande,...y gracias por estar ahí.
Bueno ...cuenta!
¿pudiste con todos? ¿se te pusieron mohinos? ¿los pusiste cara a la pared?
besotes
Llego acá por lo del premio que le fue concedido... Ahora, con su permiso, me pongo a leer el archivo
Ya veo que llevas tu profesión con la moral alta. Así da gusto. Yo no podría manejar a tanta gente.
A mí me daría un patatús directamente >__< cincuenta y pico personas... *glupss*
Estoy segura de que has podido con ellos y sus dulces.
Y espero que si alguno se puso tonto lo hayas castigado mirando para la pared.
Un beso.
No me queda otra que gritarte ¡torera! ¡torera!
...por la corrida en cuestión y lo bien que lo cuentas.
Un saludo
Zaff como yo no quiero ser original, te voy a decir que eres genial, que para qué ponerte otro comentario, si ya los han escrito todos los demás por mi...;).
Marguerite: Sí Marguerite, pude con todos, no dejé ni un dulce.
Necio hutopo: Encantada de conocerte, ya somos dos necios en la red.
Susana: Con la moral alta...los fines de semana.
Kandralín: Umpf! No me des ideas...
Raquel: Sólo castigué a tres sin recreo. Y les quité la merienda.
Tesa: Una de las glotis es para ti.
Amy: La próxima vez que no hagas la tarea... Qué es eso de que los demás trabajan por ti!
Besotes a todos y muchas gracias
jajjajaja, yo tengo una niña de 5 años y te veo desde el otro punto de vista, desde el punto de vista de los padres que excrutan con los ojos a la educadora de sus hijos, esa que van a tomar como modelo a seguir, su seño, su supergirl que todo lo sabe. Creo que no me importaria estar en eaa reunion de padres y que tu fueras la "seño" de mi hija. Besos
Pegasux: Entonces sabes de qué hablo, pero desde la otra orilla.
Me confiarías a tu hija! No hubieras podido decirme nada más bonito... Gracias. Y muchos besos
"ya somos dos necios en la red"... Tan poquitos, cualquiera hubiera creido que Benedetti tenìa razón y eramos, cómo no, muchos más que dos
en caso de problemas avisame...
Por cierto que si yo veo lo del pendiente me tienes que expulsar, pero del pais, del ataque de risa que me daría...
Ha estado genial.
Un beso
Necio Hutopo: Bueno, que yo sepa a ciencia cierta somos dos: tú, por tu nombre y yo, por mi irreparable personalidad...
Gansumino: Lo del pendiente fue tremendo, me dirás con qué autoridad empecé yo esa reunión...
Muchos besos a los dos y gracias
Apuesto a que ha salido muy bien :D
Que tal fue la tarde?jaja espero q no se te hiciera eterna, un besin
Kandralín: Todo perfesto!!!
Lamirada: La eternidad es poco madrina...
Este año, nos comimos con patatas a la tutora de nuestros churumbeles de P4, era su primera reunión con padres y resultó sosa.
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