domingo, 30 de marzo de 2008

El nene de Enjut@ Mojamut@


Estoy como pavo con plumas nuevas. ¡Dice Respirando que me va a mandar un nene! ¡Un nene para mí! Hay que ver lo generosa que es la gente. Llevo días preguntándome cómo será. ¿Rubio? ¿Moreno acaso? Da igual. Estoy ansiosa por conocerlo.

Todavía no sé si me lo va a mandar por avión o si vendrá en barco. Por si acaso ya he lavado el coche para cuando tenga que ir a recibirlo. Qué emocionante. No sé qué va a decir mi no pareja. No creo que le importe. Total, sólo es un préstamo... Y además, un regalo no se debe rechazar. Y menos si es de envergadura. Como espero que sea éste...

Según tengo entendido, para recibir mi nuevo nene tengo que contestar a unas preguntitas de nada. Lo entiendo perfectamente. ¡No le va a mandar el nene a cualquiera! ¡Faltaría más! Pues Respirando, te voy a demostrar que puedes confiar en mí y que el nene va a estar seguro conmigo. Tengo materia blanca de sobra como para contestar al cuestionario. Y no quisiera presumir, pero hasta tengo materia naranja, amarilla, verde, vamos...¡de todos los colores!

¿Cuántas horas al día de media pasas conectada a Internet?
Bueno, realmente de media no. Normalmente voy de calcetín, porque hace todavía mucho frío y aquí en Canarias no tenemos calefacción. Por lo menos los maestros... A veces también uso leotardos. De media voy a cenar, si me pongo falda. Y en verano, de media, no me pongo nada...

¿Cuántas cuentas de correos tienes?
Yo de cuentas no ando bien. Siempre fui de letras. Eso sí, las facturas las llevo al día. Por la cuenta que me trae... Todos los años me tengo que repasar las tablas para enseñarlas en el cole, con eso te digo todo. Sin embargo lo de correos...

¿De cuántas redes sociales eres?
Siempre me ha gustado pescar. Pero con caña. Las redes me parecen bastante antisociales, sobre todo para los peces. Cuando era pequeña, en la playa de Lavinio, me pasaba horas sentada en la arena con un bote de cristal en la mano. Cuando los pescadores sacaban sus redes siempre rechazaban algún que otro pescadito por ser muy pequeño. Y allí estaba yo para salvarlos. Corría a casa, abría el grifo y llenaba el bote de agua dulce. Los peces me miraban y abrían la boca en señal de agradecimiento. Nunca supe por qué duraban sólo un par de horas... Será que el postre no les sentaba bien... ¡Y eso que les ponía arena para que se sintieran como en casa...!

¿Qué te gusta más para expresarte el blog, el wiki, el flikr o twiter?
Yo me expreso libremente, que para eso tengo lengua. Y aunque estén de moda los nombres extranjeros, yo prefiero los de siempre. No sé, si tuviera un hijo no lo llamaría Flikr. Tampoco Wifi. Como mucho Franfri. Pero menos mal que ya no tengo edad, porque con mi hija ya me basta.

¿A cuántas mujeres blogueras conoces personalmente?
Qué te voy a decir yo que soy mujer... Sí. Todas las mujeres que conozco son personas. Bueno... casi... ¡Porque anda que hay algunas que son bichos! Pero en su mayoría, las mujeres que conozco entran en esa categoría. Creo que yo también.

¿A cuántas mujeres blogueras lees habitualmente?
Sólo a las que son personas. La Sirenita, Blancanieves, Cenicienta, La Bella Durmiente, Caperucita, Gretel, La Bella, La Bestia y un largo etcétera. Todas esas grandes mujeres que han aportado su inmensa sabiduría a la humanidad y de las cuales me nutro intelectualmente.

Bueno, ya he contestado todo. He estado indecible. Así que Respirando, ya me puedes mandar al nene. Espero que esté de buen ver... Y si no, no te preocupes, ya te pediré otro. Eso sí, si me gusta me lo quedo.


Aclaración: Me parece que he leído mal... ¡No era un nene sino un meme! Bueno, otra vez será...

lunes, 24 de marzo de 2008

El Alto Río

Este viaje ha sido precioso, pero un tanto agotador. Se me cansan las manos de sólo pensarlo.

Y todo por culpa de los castillos. ¿Pero quién le dijo a los antiguos que tenían que fabricarlos tan arriba? ¡Con lo acogedor que es el pueblo llano! Y yo que creía que la España profunda era toda cuesta abajo... Pobres princesas... Con razón no encontraban novio... Eso sí, eran castillos con vistas. Supongo que en esa época valdrían un dineral... Si algún día me compro un castillo, lo primero que haré será ponerle ascensor. Pero por detrás.

También vi muchas catedrales. Casi todas de piedras góticas. Eso decía mi no pareja. Aunque a mí me parecían piedras cuadradas... Cada vez que entraba en una, me quedaba mirando al techo. Y siempre me hacía la misma pregunta. ¿De qué tamaño será el plumero que usan para limpiar allá arriba? Qué misterio. Porque todos los techos estaban relucientes...¡Qué barbaridad! Ni una telaraña. ¡Qué eficacia los de la limpieza de catedrales!

Pero lo más solemne del viaje fueron los nacimientos. Fuimos a dos. Aunque se nos hizo algo tarde y cuando llegamos ya habían nacido... Uno fue el del Cuervo, que no nace de huevo como siempre había creído. Sino de una roca. Y otro fue el del Tajo. ¡A éste llegamos tan tarde, que ya estaba bautizado! Pero bueno, nadie se ofendió. ¡Y hasta le dejé un regalo detrás de un arbusto...!

Lo bueno de los viajes es que se aprenden idiomas. Esta vez aprendí valenciano. Me pasaba el día diciendo "¡Pero qué fred que fa!". ¡Y con un acento...! Todo el mundo se quedó asombrado con mi bilingüismo. Aunque tuvimos suerte. No llovió ni un solo día. Ni siquiera nevó...

En fin, que fue una maravilla. De vuelta a Madrid, ya de noche, empezó a llover. Eran tiritas blancas que volaban alrededor del coche. ¡Fuegos Fatuos! Saqué una mano para atrapar uno pero se me congelaron los dedos. Así que desistí. Y entonces ocurrió el milagro. ¡Un atasco! ¡Y sólo a 100 kilómetros de Madrid! Rodeada de Fuegos Fatuos y contemplando una hilera interminable de luces de freno que serpenteaba hasta el infinito, me sentí la mujer más afortunada del universo: yo, Zafferano, ¡iba a formar parte de la inconmensurable estadística de la Operación Retorno!

PD.- Voy a hablar con Calatrava, porque mi no pareja se merece un monumento. A ver si le busco hueco en mi agenda...

viernes, 14 de marzo de 2008

Los ríos de España son...

Menos mal que en Canarias no hay ríos. Así es más fácil memorizarlos.

Sin embargo en la Península sí que hay. Muchos y muy importantes. Pero como soy buena en Geografía no tengo problema. ¡Me los sé todos! Gracias a mi cerebro que dispone de memoria fotográfica, me basta con cerrar los ojos... ¡y es como si tuviera delante un Mapamudo!

Los ríos de España son: Miño, Tuño, Suño, Nuestro, Vuestro, Suyo, Mi, Tu, Su. Creo que me sobra uno, pero no estoy segura... Siempre me pasa. Por exceso de memoria... Otros ríos de España muy conocidos son: Miguel Ríos, Los del Río y Paloma Lago.

¡Y aquí no acaba la cosa...! Como España está muy al día con la igualdad de género ¡también tiene rías...! ¡Hay que ver... ! Las rías de España son: Miña, Tuña, Suña, Nuestra, Vuestra, Suya, Mi, Tu, Su. Y por último, también sé cantar la definición de río. Lo que pasa es que no me apetece.

Después de este despliegue de conocimientos acerca de las corrientes de agua, sólo me falta recordar cuál es el río que voy a recorrer en Semana Santa. Sin canoa... Cuando lo consiga ya lo contaré. Mientras, le diré a todo el mundo que me voy... ¡al alto río!

¡Felices vacaciones para quien las tenga! Y para los que no... ¡Feliz Semana Santa...!





lunes, 10 de marzo de 2008

Elecciones Electorales

Hoy estoy cansada. Me da que de tanto votar. Bueno, pude votar sólo una vez. Pero lo hice con todas mis fuerzas... Y así me quedé de agotada. Aunque en las Elecciones Electorales anteriores mi participación sí que fue inestimable... Todavía lo recuerdo como si fuera hoy.

Era un oscuro día de marzo. Un día corriente, como cualquier otro. ¡Y sin embargo tan distinto! Aquel día cambiaría mi futuro. Y, por desgracia, el de mucha gente... Al llegar a casa me encontré un papelito debajo de la puerta. Me quedé un rato mirándolo sin saber qué hacer. ¿Por qué habían dejado un papel debajo de mi puerta si yo no estaba? Esa forma de actuar me pareció cuanto menos sospechosa. Así que, con mucho sigilo, me dispuse a leer la misteriosa misiva.

La carta decía, en un tono muy educado, que me habían elegido Presidente. ¡Presidente! ¡Yo...! ¡Pero si ni siquiera me había presentado! Hay que ver. Siempre he creído ser una persona muy válida. ¡Pero de ahí a que me nombren Presidente! Qué alegría. No me lo podía creer. Zafferano for President. Me esperaba una carrera larga y prometedora. ¡Con lo que a mí me gusta hacer promesas! Me iba a poner la botas.

Aquel domingo me levanté tempranito y me dirigí a mi mesa electoral. No podía faltar porque el papel decía que, si no iba, me pondrían una multa. ¡Vaya! A ver quién es el gracioso que le va a poner una multa al Presidente... Además, no hacía falta amenazarme, yo estaba ansiosa por ocupar mi puesto y cumplir con mi deber. El pueblo me había elegido. Y yo me debía a mi pueblo.

Por el camino me asaltó una duda. ¿Y si se habían equivocado? Yo conocía mucha gente, pero a toda España no... ¿Cómo se había corrido la voz? Pues seguro que de boca en boca... O por teléfono... No sé. Lo cierto es que cuando llegué allí me pidieron el carné y me confirmaron lo que ya sabía. El Presidente era yo. Ocupé mi puesto y empecé a organizar la bienvenida. A las nueve en punto se abrieron las puertas y una oleada de gente impaciente por conocerme empezó a desfilar.

¡Qué homenaje tan bonito! ¡Todos venían a mi mesa y se presentaban con su nombre y apellidos! Yo tenía cuatro ayudantes de cámara que iban apuntando todos los nombres. Se conoce que ya sabían de mis despistes y querían hacerme más fácil la tarea. Me aprendí el nombre de los cien primeros, pero por mucho empeño que puse, no conseguí memorizar ninguno más. Aquel día la participación fue masiva. Todos querían conocerme. Ni siquiera pude ir a comer de tanta gente que vino. Estaba en la gloria. ¡Qué contenta se iba a poner mi hija con una madre Presidente!

Terminé a las tres de la mañana, agotada pero feliz. El recuento fue maravilloso. Los interventores no me quitaban el ojo de encima por si hacía trampas. Pero no hizo falta. Mi experiencia contando fotocopias me dio la agilidad suficiente como para no equivocarme. En más de diez... ¡Y hasta me votaron por correo! Cuando tuve que abrir los sobres me emocioné. Gente que me apoyaba desde tan lejos... Absolutamente entrañable. ¡Y eso que no conocía a ninguno...!

Total que gané las Elecciones Electorales porque mi mesa fue la que más votos tuvo. ¡Y fuimos los últimos en terminar el recuento! Escoltada por la policía, como todo Presidente que se precie, fui al juzgado a entregar los resultados. Habían instalado en las puertas de los coches unos modernísimos sistemas de bloqueo para que los cacos y maleantes no pudieran escapar. Así que, cuando llegamos al juzgado, no había forma de salir de allí. Cuando por fin un grupo de policías pudo forzar la puerta y abrirla, bajé vaporosa, y les di las gracias por proteger al Presidente. Nadie en el mundo hubiera podido raptarme estando yo en ese coche. Qué efectiva e inteligente es la policía de La Laguna. Me miraron con asombro, supongo que no esperaban que el nuevo Presidente fuera una mujer, y se ofrecieron a llevarme a casa en el mismo coche.

Llegué a casa en taxi, con la innovadora idea de convocar una reunión de vecinos para pintar la casa de blanco. ¡Qué menos! Y me acosté, pensando en el futuro y en cuántas vidas dependían de mí y de mis decisiones. Mi primera medida como Presidente sería subir el sueldo a los maestros y comprarles una silla cómoda para corregir a gusto. Y sin embargo todavía no he podido ejercer como tal. No he tenido tiempo... Pero ahora ya sé por qué me nombraron a mí.

Es que yo también tengo una niña...



martes, 4 de marzo de 2008

La Medina y el zoco

Con este cuarto y último bloque cierro mi trilogía sobre Marruecos.

Los marraqueños son gente afable, bondadosa y altruista. No hay más que ir al zoco para darse cuenta. Recuerdo aquel día como algo especial. ¡Por fin podría consolidarme como turista! Salí del hotel con una idea fija: aprender el ancestral arte del regateo.

Sorteando el tráfico llegamos a Jamaa el Fna. Qué bullicio y algarabía. ¡Daban ganas de gastar sólo de ver el ambiente! Los nativos, amables como ellos solos, nos paraban de vez en cuando y señalando hacia el frente decían: ¡La Medina por allí! Y tendían la mano abierta, que yo, educadamente, me apresuraba a estrechar. Todavía me pregunto qué querrían decir. Porque por mucho que miré, la señora Medina no apareció por ningún lado. A lo mejor estaba por ahí, camuflada bajo un velo... y le daba vergüenza acercarse...

Lo cierto es que doña Medina no se dejó ver, así que nos encaminamos hacia el zoco. El zoco es un laberinto. Pero el Minotauro tampoco apareció ese día. Vaya usted a saber. ¡A lo mejor estaba orando con la Medina! Como era viernes... Nos adentramos por aquellas tortuosas callejuelas repletas de tiendas. Los dependientes gesticulaban tranquilamente apremiándome para entrar y visitar sus negocios. ¡Pero cuánta gentileza destilaba de aquellos seres! Todos estaban empeñados en mostrarme su mercancía. Sólo bastaba entrar en una tienda, para que el señor de allí empezara a sacar todo lo que había a la vista. Y lo que no se veía, también.

Lo más difícil era volver a salir. Porque tal era el empeño que ponía el dependiente en su demostración, que daba pena dejarlo allí hablando solo. Así que, haciendo uso del árabe que había aprendido, les decía: Mmmmmm! y me despedía con una ligera inclinación de cabeza, para demostrar mi agradecimiento. Yo estaba algo preocupada. Si en cada sitio que visitábamos íbamos a estar media hora ¡no nos iba a dar tiempo de desarmar muchas tiendas...! Y eso me parecía de muy mala educación.

Así que desmantelé todas las tiendas que pude. Y me lo agradecieron. Lo noté en sus dientes. Hasta que me acordé de lo que había ido a hacer allí. ¡A regatear! Pues regatear no es tan difícil como creía. Lo hice muy bien. Cuando me interesaba algo, rápidamente calculaba un tercio del precio que me daban. Y siempre me salía 100. Qué casualidad. Así que me decían 140 y ya estaba yo regateando. Y hasta que no me lo vendieran a 100, no me movía de allí... Total que el zoco es un "Todo a 100" pero en marraqueño. Todo lo que compré me salió a ese precio. Lo más fácil fue comprar un imán en forma de babucha para la nevera. Cuando le ofrecí 100 ¡hasta me regaló otro! ¡Vaya negocio! Y qué generosa es esta gente...

Por fin un vendedor de collares apreció mi valor intrínseco y ofreció por mí ocho mil camellos. Aunque me da que estaba fardando. Porque en la tienda sólo le cabía uno. A lo mejor en la trastienda... ¡O es posible que tuviera un rancho! No sé... pero era simpático. Así que le compré un collar por 100 dirham y me fui de allí toda contenta. Hasta que me enteré de que en Marruecos no hay camellos. Sino dromedarios. ¡Qué insulto! ¡Pero si un dromedario sólo tiene una joroba! Si lo sé no le sonrío... ¡Tan joyero tan joyero... y quería cambiarme por una submarca!

Esa noche soñé que galopaba en Minotauro por un laberinto de babuchas, mariposas y serpientes. Y en mi sueño apareció sublime, montada en un camello, ella, la más bella. La Medina...

A mi no pareja: Gracias. De corazón.