miércoles, 21 de noviembre de 2007

A la tercera... fui la vencida

A veces las cosas más simples pueden hacerte muy feliz.

Y qué feliz me sentí yo aquella noche cuando, por fin, pude entrar en mi casa. No me lo podía creer. Estaba dentro. A salvo. Y con mis nuevas llaves de seguridad en la mano.

Llaves de seguridad. Qué portento. Nunca había tenido unas. Las miré detenidamente preguntándome cuál sería su secreto. Eran grandes, doradas, parecían unas llaves corrientes. Pero no. Algo especial tenían que tener, que para eso se llamaban llaves de seguridad... Lo cierto es que a partir de ese momento dejé de tener miedo. ¡Con mis llaves de seguridad ya no podía pasarme nada malo!

Las llaves de seguridad son como el ángel de la guarda. Te protegen en todo momento. ¡Incluso funcionan de noche! No entiendo por qué las estrellas contratan guardaespaldas pudiendo tener llaves de seguridad, que abultan menos y son igual de efectivas. Si todo el mundo tuviera unas, muchas cosas cambiarían. Incluso podríamos ir al cine a ver películas de miedo...

Desde aquel día no volví a separarme de mis llaves. Durante el día las llevaba siempre puestas y por la noche las metía debajo de la almohada por si aparecía algún espíritu. Tan tranquila y satisfecha me sentía que hasta le di las gracias a mi hija por tan acertado olvido y, sin pensármelo dos veces, no le cobré el gasto del cerrajero. Cuando las cosas se hacen bien, merecen su recompensa. Y esta vez mi hija se la merecía...

Y así pasaron los días, ni cortos ni perezosos, más bien todo lo contrario. Yo me sentía incluso un poco más gordita de tan segura que estaba. En la calle cruzaba sin mirar si venían coches y, antes de acostarme, dejé de levantar la colcha para ver si había alguien debajo de la cama. El cerrajero, con su mirada perdida y pescadora, me había hecho un regalo sin parangón. La seguridad.

Hasta que el miércoles las cosas empezaron a torcerse... Realmente lo que se torció primero fue mi mano derecha. ¡Las llaves de seguridad eran defectuosas! No podía ser. Qué contradicción tan contradictoria. Cada vez que las usaba se quedaban trabadas y, a medida que pasaban los días, era más difícil abrir la puerta. Así que empecé a cruzar la calle mirando de reojo. Por si acaso... Y mi seguridad empezó a menguar sin acopio.

El viernes por la tarde la puerta ya no abrió. Con un esfuerzo precoz de mis falanges, falanginas y falangetas logré, tras un buen rato, pasar la llave y entrar. Me dirigí, incrédula, a la cocina, cogí aceite y una cucharilla y, evitando pensar en males mayores, embadurné la cerradura todo lo que pude. Sin ganas de llorar, pero llorando, volví a la cocina y busqué el paño más grueso que tenía. Así que con destreza y armada con el paño, introduje la llave en la cerradura (con la puerta abierta, que no soy tonta...) y, haciendo un esfuerzo sobrehumano, logré pasarla. Un aceitoso "plop" fue lo último que oí de mi puerta. La llave no se movió más. Ni entraba ni salía. Y la puerta quedó abierta pero con la llave pasada. Y con dos vueltas...

Por fin llegó el momento de pensar. Así que me senté. En el suelo. Y llegué a una conclusión del todo sorprendente: ¡Si las llaves de seguridad ya no eran seguras, seguramente no sería seguro dormir con la puerta abierta! El cerrajero me había engañado. ¡La seguridad no existía! ¡Qué lección tan magistral! Eso sí, un poco cara... Pero el Saber no tiene precio...

Y el cerrajero volvió. Esta vez sin caña, sin semáforo y sin taladro. A cambio se trajo una lija eléctrica. De esas tan monas que se usan para cortar azulejos...

Y volvieron a ser las diez de la noche de un hermoso viernes. Todo estaba en silencio. El cerrajero sacó la llave como pudo y enchufó la lija. Yo me encerré en el baño más lejano, me tapé los oídos y comprobé lo bien que se oía de todas formas. Esta vez no me cobró, hasta feo estaría... así que lo dejé ir sin compromiso. Tampoco salieron los vecinos.

Pero perdí la fe. Ya nada me consuela. La cosa más segura que he tenido en mi vida me ha fallado. He retomado mi antigua costumbre y cada noche, como quién no quiere la cosa, me pongo de rodillas y casualmente, miro debajo de la cama. Sólo cruzo la calle en los pasos de peatones. Y le he dicho a mi hija, sin remilgos, que le toca prepararme el desayuno hasta que su deuda esté soldada.

Aunque pensándolo bien, no todo está perdido. Un día de éstos pido cita con San Pedro, a ver si, cordialmente, hacemos un trueque...

36 comentarios:

Ana María dijo...

Me apunto la leccion magistral y el castigo a tu hija :).

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Si es que era de esperar...., un semáforo con merluza incluida, no podía haber hecho su trabajo en condiciones... y bueno, si te prepara unos días tu hija el desayuno no está nada mal, a ella le sirve de experiencia y a tí te relaja por unos días.

Anónimo dijo...

Pues yo confío en las evax que no sólo son finas como corresponde a una mujer de mi clase sino que también son seguras.

muás ;))

Micky dijo...

Lo que no te pase a ti... jajajaja.

Oye a lo mejor los Reyes Magos entran en las casas con una llave de seguridad ahora que lo pienso... Pobrecitos como les falle como a ti :D

Besos!!!

Miroslav Panciutti dijo...

Esa deuda que tiene tu hija ha de tardar en soldarse. Lamento que hayas tenido que descubrir la cruda realidad de que nada es seguro y de que no siempre las llaves funcionan (ni siquiera las de San Pedro). De todas maneras, tras leer tu narración, pienso que, quizás, las llaves fueron perdiendo su mágica seguridad durante ese tiempo. ¿O acaso no funcionaron bien al principio y, además de abrir tu puerta, te protegieron con completa efectividad? No sé, me temo que la culpa, quizás, sea tuya; puede ser que les contagiaras tu disolubilidad y se les disolvieran sus mágicos poderes. Un beso.

Zafferano dijo...

Una maruja: Pues desde entonces mi desayuno es a base de actimel...

Nani: Jajaja! Otra que cayó! Que mi hija se prepara el suyo y de casualidad...

Marguerite: Sí, siempre se ha dicho que las Evax son seguras, pero mira lo que le pasó con Adanx...!

Vivas: Menos mal que los Reyes entran en mi casa por la ventana, por eso vivo en el primero, para facilitarles el camino...

Miroslav: Pués sí, todavía está bastante líquida la deuda... ¿Las de San Pedro tampoco..? Lástima. Yo no me estoy disolviendo, simplemente me reabsorbo, pero es posible que haya absorbido los poderes de la llave...lo que quiere decir que la seguridad la tengo yo!

Muy buenas llaves a todos, besos y muchísimas gracias.

Lidia M. Domes dijo...

Yo voto por esa opción: Que la seguridad la tienes tú!!!!

Besos!

Lidia

El Analista dijo...

Que la fuerza te acompañe, ya que las llaves no lo hacen, te recomendaría una cerradura de combinación pero hay que memorizarla y si nos parecemos estas en el horno, un besote

Necio Hutopo dijo...

La seguridad de las llaves no falló... Sólo que no era la que tu esperabas, más bien era seguro que fallarían... Seguridad al fin y al cabo

Anónimo dijo...

Pues yo creo que ahora que ya eres catedrática en esto de la seguridad podrías rentabilizarlo no?.

Anónimo dijo...

Solo tú puedes sacar una conclusión tan graciosa. ¿Quién necesita seguridad cuando tiene tanta energía positiva? Un beso.

acoolgirl dijo...

Aysss!!! Si es que no hay que aferrarse tanto a las cosas... que luego nos decepcionan y sufrimos un montón!!!

Un besazooo

PD: Mil gracias por acordarte de mi y felicitarme!!! No importa que hayas llegao un poquito tarde!!! Muaaa

Anónimo dijo...

Todas las llaves son de seguridad:ten por seguro que las pierdes, ten por seguro que fallan, ten por seguro que te las esconden...hasta la una de la madrugada estuve bucando las mias, y eso que sabía que estaban en un espacio tan pequeñito como el coche.Las mias son tan seguras que se esconden solas para que no se abra con ellas.Todavía no me he ido, así que me iré(aunque no de vaciones)con la tranquilidad de saber la segunda parte de las aventuras del cerrajero merluzo.Me ha encantado.

La Maga dijo...

Creo que tardarás en olvidarlo 19 días y 500 noches, si es que lo olvidas. No te deseo otra ni parecida, pero ¿qué sería de nosotros, navegantes anónimos, sin aventuras como las tuyas?
Sólo me queda felicitarte por poder contar la historia con humor, mucho humor.

Anónimo dijo...

Y dale con anónimo.....Mabel,y yo que creía haberme hecho blogger¡

Lara dijo...

Es que deberías haber tenido las de emergéncia, no las de seguridad, jajaja...

Anónimo dijo...

Tú y yo tenemos un especial vínculo llaveril. Tendremos que ir pensando en fundar una asociación de damnificados o algo así.

Besotes.

Glory dijo...

madre mia que cosas te pasan jajaja

eres una experta en seguridad ya jaja

Anónimo dijo...

A base de recibir y vivir se aprende, no?
lo que no te pase!
un saludo.

Cigarra dijo...

Lo más seguro es que no vuelvas a cerrar la puerta de tu casa, estés o no estés en ella, y así no necesitarás nunca mas llaves ¿no es ingenioso?
Como me río con tus historias, no defraudas nunca

Morgoth dijo...

La seguridad de que no vuelvo a llamar a ese cerrajero sería la mía :P

Besazos!!

by Alex dijo...

No pierdas la fe.....ni las llaves.
Cambia de cerrajero...
Cambia de cerradura..
Cambia de puerta.
Cambia de casa.....bueno...esto es un poco más dificil ,¿verdad?...
Y si tu hija no te prepara el desayuno, cambia de.....jejeje
Besos.

Anónimo dijo...

Queridos y menospreciados todos los que hoy me han comentado, sugerido, animado, aconsejado, comprendido y alentado en esta larga y procelosa aventura de las llaves, tengo poco tiempo y me es imposible contestarles de uno en uno porque me han invitado ¡AL CIRCO!...pero no ha sido un payaso... Así que tengo que pintarme y ponerme la nariz para estar a tono con el ambiente.
Y hablando de seguridad, gracias por la que ustedes me están inyectando en pequeñas dosis y a través de sus palabras.
Desde que pueda pasaré a hacerles una visita, a los que tengan casa..., para dejar uno de mis inteligentes comentarios.
Sin más,¡me voy al circo!

Besotes

Anónimo dijo...

Queridísima Zaffe,

y a mí que me encanta que tu casa esté abierta. Yo que vengo aquí encantada a tomar té con pastas...

Lo de San Pedro me lo pensaría un poco más, no vaya a ser que se llene tu casa de gente y me dejen sin té.

Besos

P.S.:Desayunar lactobacilos te quita la niebla de encima, ¡se te ve mejor!

Anónimo dijo...

Si es que en este mundo de hoy ya nada es seguro... ni las llaves de seguridad ni los cerrajeros ni ná :D

Besos

Franziska dijo...

No hay cosa que falle más que la seguridad: esta es la paradoja de la falta de lógica.

Supongo que para no defraudarnos te estarás preparando el próximo safari por algún territorio desconocido: plagado de cerrajeros feroces y ebrios de puertas insumisas.

Saludos.

Rubén dijo...

¡Hay que ver a lo que ha llegado la tecnología! La seguridad que uno siente y experimenta depende de si las llaves giran bien o se atascan, jajaja...

Aunque, bien pensado, no es ninguna tontería. Si la llave falla, la puerta no queda bien cerrada; y en ese caso, disminuye notablemente la seguridad. O en todo caso aumenta el riesgo de, por ejemplo, sufrir un atraco.

¡Gracias por volverme un poco menos torpe! XDDD ¡Un gran abrazo!

Zafferano dijo...

Bella Cobarde: Queridísima Bella, sabes que mi casa la tienes abierta con todos los tés que quieras. Sólo nos falta que Miroslav nos de un poco de pastel famoso de ese para acompañar...

Nanny: Y en marte, cómo andan de seguridad por allí? A lo mejor el tema todavía está un poco verde...

Franziska: Me alegra poder decirte que el tema cerrajero por ahora está zanjado. Mi próximo safari será en tierras desconocidas... como es mi costumbre...

Rubén: No hay nada como la tecnología, sobre todo si es nueva. Mi despertador, por ejemplo, nunca falla, lo que me hace sentir asquerosamente segura...

besotes a todos y feliz fin de semana.

Anónimo dijo...

Me ha hecho reir con deleite tu historia y me ha recordado los mil y un seguro que nos hacemos: de vida, de muerte, de enfermedad, de robo, de accidentes... ¿Por qué será que a los seguros les llaman eso: seguros, cuando lo que son en realidad no pasa de meros paliativos más o menos sustanciosos ante calamidades cumplidas? Porque, veamos, pongamos por caso un seguro de vida: ¿evitan que te mueras? ¡No! lo que hacen es darle una "recompensa" a alguien después de que una se ha muerto... ¡Y a ver a quien se la dan, que esa es otra! ¿Y los de accidentes? ¿Evitan los accidentes? ¡No! ¡mal pagan los entuertos habidos tras un accidente! De modo que no es de extrañar lo que te ha ocurrido con "las llaves de seguridad"...
Lo dicho, he pasado un rato divertido, y, sobre todo, celebro que hayas podido ya tomar posesión de tu casa, y que puedas cerrar y abrir convenientemente. En cuanto a tu hija... ¡Bueno, espero de tu sensatez que no seas demasiado dura!
Un abrazo cálido.

Anónimo dijo...

vaya con las llaves de seguridad! tendrían que darte una llave maestra que todo pudiese abrir jejejeje

Un saludo!

Zafferano dijo...

Hannah: Así es linda, esa es la esencia, las cosas hay que llamarlas por su nombre para no confundirnos... Y qué me dices de la Seguridad Social? Es que le tengo hasta miedo...!

Antonio José: Llave maestra? Como yo? Si llego a saber que las maestras abren las puertas me meto en la cerradura y no llamo al cerrajero! Esas cosas se avisan!

Besos a los dos, gracias y feliz fin de semana.

JOHNNY INGLE dijo...

¡Pero cómo no va a existir la seguridad! Si lo dice la Constitución, art. 17: "Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad".

Es bueno tener unas llaves de seguridad, pero mucho mejor que la misma llave abra todas las puertas que uno posea. Lo peor es tener un manojo de llaves de seguridad.

Pero a mí también me ha pasado esa tragedia, que las llaves empiezan a no querer entrar... hasta que un día... zas: uno se queda o bien fuera o bien dentro. No sé qué será peor.

Si la gente no tuviera miedo la seguridad sería absoluta. Un amigo mío, al que le entregaron una casa nueva, me dijo que una de las primeras cosas era poner una puerta blindada. Yo le dije: piénsalo bien, en realidad es una tonería, las alarmas, las puertas blindadas.

¿Conoces a alguien al que le hayan entrado en la casa reventando la puerta? Pues no.

Yo no conozco a nadie.

Sin embargo a diario tocan en las puertas empresas de seguridad o de cerrajería animando a que contraten sus servicios.

Eres una magnífica narradora, con muchas ideas sutiles. Y muy juguetona con el lenguaje.

Prometo consumir mucho de tu blog (jiji)

mariapán dijo...

Que buena idea, que te prepare el desayuno hasta que salde su deuda...ummmm, yo voy a tener una hija para que me haga el desayuno...ummmm, bueno, no; si tengo un marido con muchas cuentas que saldar!!!!jejeje
Besitos guapa, como siempre, me encanta leerte

Tamaruca dijo...

Yo no sé qué es más imposible de sentir, si la seguridad, la certeza, o alguna de sus primas hermanas... Si las encuentras, avisa sin falta por favor, me da igual que sea en forma de llaves, de pastilla o de infusión!

Besitos muchos :***

Anónimo dijo...

Johnny Ingle: Gracias paisano. La Constitución también dice que todos tenemos los mismos derechos y deberes... Los deberes se los mando yo a mis alumnos y los derechos quedan pocos ya, casi todos son zurdos! En fin, mira que si pones una puerta blindada y se te pierden las llavitas... Hay barra libre siempre que quieras.

María: Estoy segura que tu "Churri" es capaz de preparar mejores desayunos que mi hija. Alarga el plazo, que firme letras y cómprale una buena bandeja para que te lo lleve a la cama!

Tamaruca: La familia entera se las trae... En la farmacia venden algo llamado Seguril, habrá que comprobar si, además de ser un diurético, tiene algo que ver con lo que andamos buscando! Descuida, desde que obtenga algún resultado de mi investigación, serás la primera en saberlo.

Besos a los tres, muchas gracias y muy buenas noches.

Anónimo dijo...

jjjjjjjj... ¡No me hagas reir que se me parte el labio! ¿La seguridad social? ¿Y eso por dónde queda? No es extraño que le tengas miedo, es ese sentimiento natural que se tiene hacia lo desconocido... ;-)
Un besote
Hannah