jueves, 6 de septiembre de 2007

Días inolvidables (II)

Estoy aquí sentada, recordando, y todavía no me explico cómo pudieron coincidir tantos despropósitos en un lapso tan corto de tiempo.
No sé qué fuerza sobrenatural se ensañó conmigo aquel día, pero lo hizo. Y a conciencia.

Retomo mi relato en el punto en que lo dejé: yo hundiéndome en el agua y un Miguel que me mira fascinado en un incomparable marco campestre.

Ya dije que en el mar me muevo como pescadilla que se muerde la cola, o gato con botas, que para el caso es lo mismo. Así que, con la seguridad que me caracteriza, me quedé frente a Miguel sin saber qué hacer.

Se me ocurrió entonces, enseñarle un ejercicio que, a su vez, me había enseñado mi madre.
El ejercicio consiste en juntar las manos bajo el agua a unos centímetros del estómago, y moverlas arriba y abajo. Este movimiento genera una presión tubular en el vientre, como si te estuviera pasando por encima un rodillo compresor. Es una experiencia única. La recomiendo.

Estaba inmersa en la demostración, pasándome las manos por el estómago, arriba, abajo, arriba, abajo, absolutamente concentrada en mi tarea, cuando me acordé de Miguel.
Seguía en la orilla. Menos mal. Por un momento pensé que se habría ido.

Yo caminaba hacia atrás, buscando el agua necesaria para cubrirme el estómago, y no entendía por qué, cuanto más retrocedía, menos agua encontraba.
Tampoco entendía por qué Miguel me señalaba con el dedo. Qué maleducado.

Hasta que me di la vuelta.

Sólo tuve tiempo de ver una muralla de agua y algo de espuma blanca en las alturas.
La ola más grande que había visto en mi vida estaba a punto de romperse sobre mi cabeza.
Y se rompió...

Me cogió, me revolcó, me arrolló, me arrastró, me desnudó, me hizo trizas...
Durante mi vertiginoso viaje hacia la orilla entre volteretas, espuma, agua y arena, asomaba un pie de vez en cuando, a veces una mano, otras , la cabeza entera con la boca abierta para coger aire, y con un solo ojo constaté, con horror, cómo me dirigía, sin remedio, hacia Miguel.

Terminé a sus pies, bastante tirada. Y llena de arena. Me coloqué el bikini, me di un chapuzón y, con mi táctica del "yo no he sido", me fui, cojeando del pie izquierdo, hacia las hamacas.

Por fin a salvo. Pensé.
Miguel me miraba en silencio. Me senté muy digna y con un sensual movimiento crucé las piernas. Irresistible. Alargué un brazo y cogí un cigarro y el mechero, dispuesta a echarle todo el humo a la cara. Dicen que es muy erótico.

Lo que pasó a partir de ese momento lo viví a cámara lenta. Sentí cómo la hamaca se deslizaba hacia atrás, hacia atrás, hacia atrás, y caía, caía, caía, lentamente, conmigo encima, hacia la arena.
Todo ocurrió realmente en una fracción de segundo. Me encontré de repente con la cabeza tocando la arena, las piernas cruzadas estilo yoga, un cigarro en una mano y el mechero en la otra. Qué vida más perra. Oí unas cuantas risas en alemán. El resto fue oprobio, afrenta y la más absoluta vergüenza para mí.

Me levantó Miguel.

Cosas peores se han visto, pensé, el muerto al bollo y el vivo al pollo.
Nunca me acuerdo qué se come el muerto, si el bollo o el pollo. Así que lo invité a comer para olvidar. A Miguel.
Pedí primero pollo y después un bollo, por si acaso, y a partir de ese momento no volví a moverme ni a hablar hasta que llegué a mi casa. En el fondo creo que esa actitud fue lo que me salvó la vida aquel día...

Y termino ya, que me he alargado. A pesar del cabezazo, el pelotazo, el hundimiento, el revolcón, la caída y todo lo que ocurrió que no me acuerdo, Miguel, el serio Miguel... se enamoró perdidamente de mí.

Y colorín colorado, créete lo que he contado.

14 comentarios:

Maguita dijo...

me he reido muxo de tu post
jajaj si esas cosas siempre pasan cuando quieres impresionar a ese alguien ..
el mundo se va en tu contra
jeje
saludos

Anónimo dijo...

Yo me lo creo a pies juntillas, pero joder, piensa también en contratar a un ángel de la guarda, y colorín colorado, mi caja torácica está a punto de estallar de la risa...

Anónimo dijo...

Genial, Zafferano, genial...
Un besote!!

Anónimo dijo...

Si yo hubiese sido el que estaba contigo en vez de Miguel, creo que me llevan al hospital del ataque de risa...
Me encanta saber que no soy "unico".
Un beso

Anónimo dijo...

Aysss!! Si es que a Miguel lo tenias loquito desde el primer momento y ademas, con el espectaculo quie le dabas... como no se iba a enamorar de ti??? Jajaja!!!

Un besazooo

Anónimo dijo...

Jajajajaja... me parto, en serio, me parto. Y me lo creo todo, todito,si tú lo dices me lo creo Jajajajaja... Genial, en serio, no me extraña nada que se enamorara Miguel :D

Besos

Anónimo dijo...

Mare mía, yo te habría guardado tiernamente en una burbuja de cristal y habría tirado la llave. Jajajaja me parto

Anónimo dijo...

La maga: absolutamente cierto. Aunque te aseguro que a Miguel lo dejé bastante impresionado...

Antidogmático: si te enteras de alguna oferta de ángeles de la guarda, avísame. Es que con el euro...

Palito: me haces sentir como un genio!!!

Gansumino: bueno, yo soy "únicamente torpe".

Acoolgirl: lástima no haberlo sabido antes...

Nanny Ogg: espero que no haya sido ningún hueso importante! Me encanta que estés por aquí.

Kandralin: ¿Es sin tilde en la I? Lo de la burbuja habrá que patentarlo algún día...

Besos a todos y gracias por la visita

Anónimo dijo...

Como es el primer día, no voy a empezar opinando. Sólo me presento. Gracias por la historia. Está muy bien contada.

Anónimo dijo...

Pasando por aquí cuán cisne sediento de palabras xD jajaja (chorradas) :P Si no te importa, te linkearé esta tarde cuando actualice el blog =D

PD. Sí, supongo que lleva tílde en la [i]...XDDD

Anónimo dijo...

Ay poldió, yo no sé si me he roto algo al partirme, cuando se me pase el dolor de barriga que tengo de tanto reirme, te lo digo. Dos veces he tenío que parar porque las carcajadas no me permitían ni ver (las lentillas se me han girao por las lágrimas y no veo un pijo, de hecho, no sé muy bien si esto lo estoy escribiendo bien, menos mal que hice el cursillo de mecanografía). Cuando me reponía y seguía leyendo, pensando inocente de mí que ya el chiste estaba contao y no había que reirse más... hala!!!! otra vez!!!! Mi hijo, que todavía le faltan días para cumplir los tres añitos, se ha preocupao seriamente por su mami, eso de que estuviera haciendo esos ruidos estertóreos, llorando a más no poder y sorbiéndose los mocos, lo han impactao tanto que me ha traído un kleenex para que me suene la nariz... y me he reído más aún de la ocurrencia, claro!

Besotes, guapa. Cómo me gustaría saber el resto de la historia ;)

Anónimo dijo...

¡Genial!

Zafferano dijo...

Kandralín: encantada!

Illyakin: te echaba de menos...ya volviste de las vacaciones?
La historia con mi ex-novio tiene un final muy muy triste. Algún día te la contaré a ti.

Bella Cobarde: ¡Gracias!

Zafferano dijo...

Ático: estás tan alto que no te vi...
En serio, espero que tu presentación sea puerta de tus comentarios.

Besos a todos, que también me olvidé